El sábado murió una parte de mí.
No todos los escritores podemos ser J. D. Salinger y vivir encerrados en casa después de escribir una obra maestra. O Bill Waterson, que tras dibujar y publicar durante 10 años la que para mí es la mejor tira de cómics, Calvin & Hobbes, se retiró y no concede entrevistas ni ha retomado a sus personajes.
A pesar de que me gustaría parecerme a J. D. Salinger y abandonarme a la soledad de mi escritorio y al anonimato –entre comillas– de las redes sociales, desvirtualizar a colegas de profesión, hacer networking mientras aprendes marketing online, es un 2×1 muy difícil de rechazar.
La cita de la MOLPEcon llevaba marcada en rojo en mi calendario desde hacía varios meses, junto a la fecha de mi aniversario (porfavorporfavor que no se me olvide). No había nada en el mundo que me impidiera escaparme durante unas horas de la zona de confort. Ni siquiera un amago de bronquitis que silencié con paracetamol y mucha agua. Cogí el metro (bueno, me subí a él, que no está uno ya para levantar demasiadas toneladas), transbordé dos veces, aproveché para repasar el nombre de los ponentes y llegué a la MOLPEcon dispuesto a practicar el networking con decenas de colegas.
Y una parte de mí murió allí.
He aquí algunas reflexiones que me permití en caliente. Léelas rápido, que se enfrían.
1. Llegar por el marketing y quedarte por el networking
La MOLPEcon ha sido un evento redondo de marketing online para escritores. La idea de Ana era cubrir todos los ámbitos del viaje de un escritor emprendedor; y lo consiguió. Sólo con eso la jornada del sábado habría merecido la pena. Pero he de confesar que la mayoría de las ponencias podían aportarme poco valor porque llevo más de un año trabajando mi marca de escritor. ¿Entonces? ¿De dónde viene esta euforia que trato de comunicarte? De la gente.
Resulta que al final (ojo, SPOILER), además de escritores, somos personas. Unos más altos que otros. O más feos. O calvos. O tímidos. O adictos al café. O a los cruasanes. O a arreglar el mundo. Personas, en definitiva.
2. Ponencias a ritmo de rock&roll
Sin un instante de respiro, se sucedió una tras otra. He aquí algunas pinceladas:
- Corrección del manuscrito, de Víctor Selles. Ágil y amena. Perfecta para dejar tu manuscrito a punto. El ejercicio del presupuesto de corrección, muy interesante. Única pega: empezó 15 minutos antes del horario programado y me perdí una parte.
- Maquetación, de Mariana Eguaras. Un repaso vertiginoso a todo el proceso de maquetación de tu libro. Yo, que me dedico a ello profesionalmente, la aplaudo de pie por su capacidad de síntesis. Se movió como pez en el agua, con diapositivas bastante reveladoras.
- Autopublicación/autoedición, de Pablo Ferradas. Involucró al público lanzándole preguntas con el humor que le caracteriza. Fallo gordo: no cantó. Paseé el paraguas innecesariamente.
- Edición tradicional, de Alberto Marcos. Fabulosa charla sobre la edición de los grandes dinosaurios editoriales y cómo enviarles los manuscritos. Humanizó el proceso y resolvió todas las preguntas que le permitió el reloj, en constante movimiento circular. Dio la impresión de que se quedaron en el tintero muchas más.
- Gestión del tiempo, de Ana Bólox. Por mucho que se empeñara en asegurar que no era la señorita Rotenmeier, sino una jovencita, a mí me convenció sólo a medias. Mezcló humor con la organización del día a día de un escritor y se ganó al público.
- Legalidad, de JC Sánchez. Qué grande es José Carlos. Enorme. Y qué vozarrón. Se nota que presenta un programa de radio. La charla, a pesar de lo farragoso del tema y que a mí particularmente me produce urticaria, fue reveladora: no nos vamos a hacer ricos escribiendo.
- Parte técnica del blog, de David Olier. Si algo dejó claro es “WordPress for president”. Si necesitas un blog, no busques otra solución. Coincido con David, con el que comparto cuatro cosas: el nombre, la escritura, la actividad de desarrollo de páginas web y el tener un retoño ingenioso.
- Blog de escritor, de Gabriella Campbell. Gracias, Gabriella, por hacerme cantar ‘We will rock you’ pese a mi garganta casi afónica. Y por esos consejos tan estupendos que ayudan a crear contenidos para un blog. Y por tu gato, claro. Muchas tablas hay en tus charlas. Casi tantas como en tu página web.
- SEO, de Jaume Vicent. Qué grata sorpresa. Una conferencia sobre SEO en la que no roncó nadie. Jaume fue el culpable. Maldito experto en SEO con habilidades para la comunicación. De cualquier forma, el SEO me sigue pareciendo la parte más antipática del marketing digital.
- Formar comunidad, de Mónica Gutiérrez. Esta charla nos gustó tanto a los asistentes y nos convenció de tal modo, que Mónica consiguió crear una nueva comunidad allí mismo, en sus apenas 15 minutos de consejos. El networking empieza en las redes, continúa en eventos como la MOLPEcon y es fundamental si quieres ser top como Mónica. Una mala noticia: su cercanía y sencillez no se puede aprender. Viene de serie.
- Redes, de Ana González Duque. En las suyas nos atrapó. Además de la currada general, impartió esta ponencia sobre redes sociales que terminó de convencer a la audiencia de su importancia capital en la carrera de un escritor emprendedor. Y nos mostró algunos errores divertidos que cometemos en ellas.
- Mentalidad emprendedora, de Óscar Feito. Confieso que no conocía a Óscar. Su charla me pareció muy necesaria. No sólo de tecnología viven los escritores. Habló de las posibilidades que existen para los emprendedores en el mundo digital, de disfrutar del camino, de buscar nuestra propuesta de valor, pero, sobre todo, de creer en nosotros mismos. O eso me pareció a mí.
3. Pausas para el café
Cruasanes, zumos de naranja, macedonias de fruta y cafés. Lo necesario para reponer fuerzas e ir conociéndonos un poco más. Desde aquí desmiento que yo solo acabase con las reservas de cruasanes.
Fue un momento perfecto para charlar con otros compañeros de fatigas mientras te tapabas la boca para disimular ese trozo de bollo que se paseaba entre los dientes.
4. Desvirtualizar, qué bonito nombre tienes
La parte que más me interesaba de la MOLPEcon era el networking y desvirtualizar a todas las fotos entre circulitos en una contrarreloj con premio final. ¡Sorpresa! Detrás de los perfiles de las redes sociales hay personas que sufren y padecen. No estamos solos. Me hubiera encantado conocer a todos los asistentes, pero el tiempo no es un chicle.
Me quedo con la cercanía y el humor de Jaume Vicent; con el arte de Adela Castañón y sus ganas de aprender; con la seguridad en sí mismo de David Olier; con la altura y el buen rollo de José Carlos Sánchez; con la sonrisa y las cosas en común que tengo con Pablo Ferradas (no, el pelo no es una de ellas); con el proyectazo que ojalá comparta con Pilar Navarro; con el notición que soltó Alejandro Fernández (y no, no fue su premio a mejor podcast del año); con la simpatía de Yolanda Barambio y las cosas tan chulas que hace y que alegran su vida; con la timidez de María José Moreno en público (en la blogosfera es una de las que mejor se relaciona) y su gato de Schrödinger; con los cinco minutos que charlé con Mavi Pastor sobre relatos cortos y novela; con las dos frases que crucé con Lluvia Beltrán (qué rabia me dio), y eso que nos conocíamos de un evento del 2017; con las ganas que le pone a su carrera literaria Álex Zusammen; con la charla maquera que mantuve con Enrique Carlos; con las preguntas certeras de Valeria Marcon; con la simpatía y la generosidad de Mónica Gutiérrez; con la experiencia y la empatía de Gabriella Campbell; con la dedicatoria a Pilar G. Cortés (espero que lo disfrutes); con el ratito que departí con José Antonio Cotrina, que en persona es mucho menos escritor maldito de la imagen que muestra (o esa impresión me da a mí); con la cena abrasiva que compartí con Irene Moya-Angeler; con las dos palabras que intercambié con Chiki Fabregat y que me dejaron un buen sabor de boca (luego se fue en autobús, o en metro, ya nos lo contará); y con la batalla en buena lid con Álvaro Paris Ortega.
5. Alimentar al espíritu y al estómago
La comida, además de deliciosa, sirvió para seguir conociendo a escritores y escritoras. Y para participar en el concurso que nos propuso Ana y que tenía como premio el libro ‘Publicar con calidad editorial’, de Mariana Eguaras. Se trataba de escribir en una pizarra la frase que describiese todo aquello que odiamos del marketing online. La mía fue la que incluyo en el artículo, pero me venció (por poco) Álvaro Paris Ortega. ¡Enhorabuena, pero quiero la revancha!
6. Ana González Duque
De Ana poco puedo añadir que no sepas ya si llevas un tiempo trabajando como escritor emprendedor. Es una de las personas más generosas que conozco en el mundo del marketing digital. Y una de las que más sabe. La conocí en su curso de visibilidad online el año pasado y desde entonces he colaborado con ella en algunos proyectos (maqueté sus libros ‘La Sociedad de la Libélula’ y ‘Cómo monetizar tu blog de escritor’ y me entrevistó en su podcast semanal).
Es la persona que ha llevado sobre sus hombros todo el peso de la MOLPEcon. Pobrecito el fisioterapeuta que tenga que recuperarlos estas próximas semanas.
Aunque todavía no lo sabe, Ana ha creado algo muy grande. El programa de ponencias, tocando todos los palos que ayudan a escritores emprendedores, era exactamente lo que necesitaba el evento. La organización fue perfecta. La sonrisa de los asistentes, reflejo de ello. Eché en falta alguna actividad más para favorecer el networking, al fin y al cabo los escritores somos de naturaleza tímida, pero el tiempo y, seguramente, el presupuesto, tienen un límite.
En definitiva, una crack (y esta vez no va por el sonido de sus hombros). Espero que se anime a repetir la experiencia en una segunda edición. Puede contar con mi hacha.
7. Cañas y tapas: más networking
Las cañas no pueden faltar en un acontecimiento de este tipo. Y mucho más si acuden escritores, que tienen fama de borrachos y de darse a la mala vida. No puedo afirmar ni negar la veracidad de la frase, porque lo que pasa en las cañas de la MOLPEcon, se queda en la MOLPEcon.
8. Conclusiones
Una parte de mí murió en la MOLPEcon. Y me alegro. Para eso fui, para disparar y enterrar a mi yo Salinger, a mi yo ermitaño que lo pasa(ba) fatal en las reuniones multitudinarias. Gracias a la MOLPEcon, el networking ha entrado en mi vida. Y lo ha hecho para quedarse.
Por cierto, si te lo perdiste, aún puedes conseguir el pack con las charlas de todos los ponentes. Incluye material extra y vídeos con las ponencias contándote cosas que en directo no dio tiempo.
Y para poner piel y voz a esas personas con las que interactúas a diario en las redes, ¡nos vemos en los bares (y en las convenciones)!
Yo no podría contarlo mejor, y por eso no voy a hacerlo. ¡Me ha encantado, David!
Gracias, Alejandro. Si quieres contarlo, date prisa, que luego todo se complica (para bien). Abrazos.
¡Estupendo artículo, David! Me alegro de que no todos tengamos la posibilidad de ser Salinger y que haya muchas oportunidades de desvirtualizar. Un saludo
Gracias, Álvaro. Brindemos por esas nuevas oportunidades 🙂
Muy buen artículo, te lo has currado a nivel de “storytelling” veo que estuviste atento a la charla de Gabriella 😉
La verdad es que los días antes del evento tuve mis dudas —yo también era muy Salinger, ya ves que no tengo apenas imágenes mías por ahí—, pero luego la verdad es que fue un evento genial. Me lo pasé muy bien en general, incluso dando la charla… Que también tenía mis dudas, al final fue bastante fluida.
Me llevo muchísimas cosas, pero sobre todo me llevo el haber sacado a tanta gente de detrás de un iconito. En la cena nos lo pasamos bien… XD Fue un placer conocerte, David.
Ahora a esperar que llegue la próxima.
El placer fue mutuo. La verdad es que tenía mis dudas contigo. No sabía si serías un cachondo mental o un tipo serio y distante. Afortunadamente te pareces más a la primera imagen. Y comunicas muy bien en público, cosa que te envidio un poquito. Seguro que coincidimos en otra. Abrazos.
Pues con todo lo que hablo, me has dejado sin palabras (igual al final resulta que no, que me suele pasar). Mencionarme con mis ganas de aprender me ha clavado en la cara una sonrisa con chinchetas que me va a durar mucho tiempo. Porque, efectivamente, me has “clavao”. Fui con ganas de aprender. Y vaya si aprendí, aunque no lo que esperaba. Aprendí que no somos fotos en redondelitos, aprendí que Mariana tiene un acento que me encanta cuando habla, aprendí… mejor no sigo, o en vez de faltarme palabras me van a sobrar (¿ves? al final acerté y todavía me quedan…jejee). Y no hay espacio suficiente en ningún comentario para nombraros a todos y decir todo lo bueno.
Así que me quedo simplemente con la sonrisa, te doy la enhorabuena por este artículo magnífico (“apoteósico”, que diría Víctor Sellés, y si no es así lo digo yo en su defecto), y si hace falta le busco a Ana González Duque al mejor fisioterapeuta del mundo para que vaya preparando sus hombros para una MOLPEcon II.
Gracias. A todos. Por todo.
Gracias, Adela, por tus palabras. Ni muchas, ni pocas. Las que necesitabas para expresar tu agradecimiento. Fuimos pareja de asientos, así que observé cómo cogías notas de todas las charlas. Espero que esa novela que tienes entre manos salga a la luz en breve 🙂
Acabo de deducir que soy una Salinger. Creo que necesito salir de mi zona de confort y lanzarme al mundo. Gracias por compartir esta experiencia y el pack de las charlas.
Sigue contando la vida con ese toque generoso.
Un abrazo Alda Vestre
Muy buen artículo. Un resumen genial de lo que fue la jornada, aunque tendré que esforzarme más la próxima vez para convencerte de que sí soy la niña mona de la foto 😉
No llegué a hablar contigo en persona :'( (sorry), pero estoy segura de que habrá otras oportunidades.
¡Felicidades por el artículo y un abrazote!
Hola, Ana. Gracias por pasarte a comentar. Seguro que tendremos oportunidad en el futuro de charlar en persona. Y para que me convenzas de lo de la foto 🙂
Si ya de por sí me arrepentía por no haber podido ir a la MolpeCon, no sé por qué he leído este artículo. Ahora sí que de verdad siento que he perdido una oportunidad excelente para conoceros. 🙁
A ver si hay una segunda edición y consigo cuadrar el calendario para estar en Madrid (o donde toque) por esas fechas.
Qué decir que este resumen me ha parecido excelente y me ha acercado un poco a vivir cómo ha sido tu experiencia del evento. Me imagino que poner caras a los iconitos ha sido uno de los grandes placeres, al igual que las ponencias me imagino que fueron magníficas.
¡Un saludo!
A ver si convencemos entre todos a Ana de que organice una segunda edición y nos ponemos voz 🙂